En una actuación para el olvido, los Jets de Nueva York sufrieron una derrota histórica en su juego de pase, a pesar de la confianza del entrenador Aaron Glenn en su mariscal de campo, Justin Fields.
Actuación Histórica y Confianza en el Mariscal
Tras la derrota por 13-11 ante los Denver Broncos, Glenn defendió a Fields ante las críticas, calificando la pregunta sobre un posible cambio de mariscal como inapropiada. «Hay jugadores que tienen malos partidos,» añadió Glenn, «eso no significa que debas sentarlos. Sabes mejor que eso».
El desempeño fue tan malo que se convirtió en el peor en la historia de los Jets en cuanto a yardas netas de pase, con un preocupante -10.
Fields completó 9 de 17 pases para solo 45 yardas, sufriendo 55 yardas perdidas por nueve capturas, lo que contribuyó a este negativo récord.
El juego de pase fue inexistente.
Aaron Glenn

La presión constante sobre Fields, con un 48% de sus jugadas bajo presión, y su tendencia a mantener el balón demasiado tiempo, fueron factores clave.
La situación no era nueva; la semana anterior, Fields sufrió cinco capturas contra los Dallas Cowboys.
Glenn defendió a Fields, señalando que otros jugadores también necesitaban mejorar su rendimiento y que no se podía culpar únicamente al mariscal.
Una secuencia particularmente cuestionable ocurrió al final de la primera mitad, cuando los Jets, en cuarta oportunidad y una yarda por avanzar, optaron por no jugar, a pesar de tener 32 segundos en el reloj.
Garrett Wilson, receptor estrella, cuestionó la estrategia y expresó su decepción, mencionando la necesidad de una mentalidad de «no tener nada que perder».
Glenn explicó que la decisión de no jugar se basó en evitar darle el balón a los Broncos antes del descanso.
Los Jets, con un récord de 0-6, sufrieron su tercera peor actuación ofensiva en la historia de la franquicia, con su pase más largo de solo 11 yardas y un total de 82 yardas netas.
Fields asumió la responsabilidad, reconociendo la necesidad de mejorar y sacar el balón más rápido ante la fuerte defensa rival.
John Simpson, guardia, calificó como «una locura» no alcanzar las 100 yardas totales.