Pittsburgh, PA. – Eury Pérez, el lanzador dominicano, protagonizó un regreso muy esperado a las Grandes Ligas después de 628 días de ausencia. El encuentro tuvo lugar en el PNC Park, donde Pérez se desempeñó como abridor de los Marlins de Miami contra los Piratas de Pittsburgh.
Tras someterse a una cirugía Tommy John, Pérez demostró destellos de su habilidad en el montículo, logrando ponchar a cinco bateadores en tres entradas. Aunque el resultado del partido fue una derrota 10-3 a favor de Pittsburgh, el regreso de Pérez fue celebrado como un éxito emocional y físico tanto por el jugador como por el cuerpo técnico.
Este es mi regreso. Estoy de vuelta en el montículo. Sé que los resultados no fueron los que esperaba, pero realmente creo que voy a tener mejores resultados en el futuro.
Eury Pérez
El partido comenzó de manera prometedora para el derecho de 22 años, quien ponchó a Oneil Cruz en la primera entrada. Lanzó un total de 70 pitcheos, con 32 superando las 98 millas por hora y ocho alcanzando o superando las 99 mph, lo que indica una buena recuperación y forma física.
Sin embargo, en el tercer episodio, Pérez tuvo dificultades, permitiendo cuatro carreras después de dos boletos, un sencillo, un infield hit y un triple de Bryan Reynolds. A pesar de ello, logró cerrar su actuación ponchando a los últimos dos bateadores.
Quizás no fue la salida que tenía en mente, pero debería estar muy orgulloso del trabajo que ha hecho. Este es solo el comienzo de su regreso.
Clayton McCullough, Mánager de los Marlins
El mánager de los Marlins, Clayton McCullough, resaltó la importancia del momento y el proceso de readaptación del joven lanzador, destacando la velocidad de su recta y la efectividad de sus sliders. Además, mencionó que el comando mejorará con el tiempo, a medida que Pérez acumule más repeticiones.
Pérez, quien sigue siendo el lanzador abridor más joven en la MLB esta temporada, regresó al mismo escenario donde en 2023 fue desactivado junto a Sandy Alcántara, su mentor y compatriota, antes de la postemporada. Ambos se sometieron a la misma cirugía con pocos meses de diferencia.
En un gesto emotivo, Pérez honró a su abuela, Juana Pichardo, llevando su nombre en la gorra y detrás del montículo como fuente de inspiración en esta nueva etapa de su carrera.
