A pesar de sumar 34 puntos en sus primeros 33 partidos de Premier League al frente del Manchester United, Rubén Amorim no podrá sentirse del todo cómodo. El entrenador portugués, consciente de la situación, anticipó los desafíos que enfrentaría desde el principio.
Amorim, quien aspiraba a asumir el cargo en verano como reemplazo de Erik ten Hag, no deseaba un nombramiento a mitad de temporada, creyendo que esto generaría más problemas que soluciones. Sin embargo, la directiva, liderada por Sir Jim Ratcliffe, tenía otros planes y le ofreció el puesto de inmediato.
Esta decisión, presentada como una estrategia para acelerar el regreso del United a la cima, parece ahora un intento de atajo. Como suele ocurrir en estas situaciones, el entrenador será quien pague el precio.
- Análisis de la situación de Amorim.
- Declaraciones de Amorim sobre su puesto.
- Perspectivas sobre los fichajes de verano.
La presión sobre Amorim, de cara al partido contra el Sunderland en Old Trafford (su encuentro número 50 en todas las competiciones), ha alcanzado niveles críticos. Muchos aficionados del United ya anticipan que incluso un resultado positivo solo retrasará lo inevitable. Para Amorim, la situación es prácticamente una encrucijada.
Ganar no le aseguraría mucho crédito, ya que el United debería vencer en casa a equipos recién ascendidos como el Sunderland. Perder o empatar solo alimentaría las críticas de los seguidores que ya piden su destitución.

Amorim, aunque se mostró sorprendentemente calmado tras la derrota 3-1 ante el Brentford, es consciente de que ya no tiene margen para contextualizar la situación actual del equipo.
Podría haber mencionado los tres penales fallados, los errores individuales y cómo estos han afectado el rumbo del equipo. Sin embargo, Amorim ha optado por no hacerlo, entendiendo que la única pregunta relevante es su continuidad en el club.
En sus declaraciones, Amorim sugirió que no está en posición de «protegerse» en las entrevistas. A diferencia de su mentor, José Mourinho, quien solía responder con vehemencia, Amorim ha optado por asumir la responsabilidad, lo que podría beneficiar a Ratcliffe, quien ha cometido más errores que el propio entrenador.
Amorim podría destacar que la temporada pasada, al asumir el cargo en un momento inoportuno, se vio obligado a priorizar la Europa League y la clasificación a la Champions League, lo que influyó en sus decisiones tácticas y en la alineación de jugadores menos experimentados.
El registro de Amorim en la liga, con 17 derrotas y un 27.3% de victorias, es bajo, pero existen razones detrás de ello.

En privado, Amorim podría tener otras quejas. Su plantilla aún está en proceso de reconstrucción, tras errores cometidos en el pasado. El United no puede solucionar todas sus carencias en un solo verano, lo que ha dejado a Amorim sin un mediocampista enérgico para su sistema 3-4-3, ni un portero titular definido.
El United debería rendir mejor, incluso Amorim lo reconoce, pero existen limitaciones en el plantel actual, independientemente del entrenador.
El mayor problema para Amorim es la desconexión entre la historia del club, las expectativas y la realidad. El United se guía por la idea de dónde creen que deberían estar, no por dónde están realmente.
Esta desconexión ha generado una presión adicional para obtener éxito, lo que ha llevado a decisiones erróneas y gastos mal invertidos. La paciencia no tiene cabida; solo se busca cambiar y probar de nuevo.
Desde David Moyes hasta Ten Hag, pasando por Mourinho y Solskjaer, Amorim es el último en ser sometido a la presión de llevar al United de vuelta a la cima. Si no vence al Sunderland, corre el riesgo de ser despedido como los demás.