Las Rosas Rojas Conquistan el Mundo del Rugby Femenino
En un torneo que redefinió los límites del deporte, Inglaterra demostró su supremacía y se coronó campeona de la Copa del Mundo de Rugby Femenino. Ante una multitud récord y con la presión de ser las favoritas, las «Red Roses» demostraron una fortaleza mental y una convicción inquebrantables, asegurando su tercer título mundial.
Esta edición del torneo rompió récords de asistencia, tanto en los estadios como en las plataformas digitales, consolidando a las jugadoras como nuevas heroínas nacionales. La victoria de las «Red Roses» se suma a los triunfos de 1994 y 2014, asegurando su lugar en la historia del rugby.
Tras la decepción sufrida hace tres años, cuando perdieron por tres puntos ante las Black Ferns, esta victoria representó la redención. Desde la llegada de John Mitchell como entrenador, el equipo se enfocó en esta fecha clave, llevando una racha de 32 partidos invictas y seis Grand Slams consecutivos.
El equipo, consciente de los altos estándares que se autoimpone, transformó el dolor de la derrota en motivación. El camino hacia la victoria estuvo marcado por una intensa preparación y un enfoque en el trabajo en equipo.
Desde el inicio del torneo, las «Red Roses» demostraron su dominio, superando a Estados Unidos, Samoa, Australia y Escocia, hasta llegar a la final contra Francia.
Con un equipo repleto de talento, incluyendo una línea de backs brillante y un pack dominante, la cohesión y el manejo de la presión fueron clave para el éxito. La cultura del equipo, impulsada por Mitchell, fomentó la importancia de cada jugadora, independientemente de su participación en el juego.
La experiencia de jugadoras como Emily Scarratt, en su quinta Copa del Mundo, y la capitanía de Marlie Packer, junto con el compromiso de todo el plantel, fueron fundamentales para alcanzar el objetivo. La unión del equipo fue evidente en las celebraciones, resaltando la importancia del trabajo colectivo.
El partido final, disputado en Twickenham, fue un encuentro tenso y reñido contra Canadá. Aunque Canadá comenzó anotando, Inglaterra tomó el control con jugadas destacadas, incluyendo un esfuerzo individual de Ellie Kildunne y el trabajo en equipo de los forwards. A pesar de algunos momentos difíciles, Inglaterra mantuvo la calma y aseguró la victoria.
El triunfo de Inglaterra no solo es un logro deportivo, sino también una inspiración para las nuevas generaciones. Las jugadoras, con sus historias de vida y superación, se han convertido en modelos a seguir, demostrando que, cuando la presión es máxima, Inglaterra siempre cumple.
