El Arbitraje en la WNBA Bajo la Lupa: Jugadoras y Entrenadores Expresan Frustración
La WNBA, en pleno receso por el All-Star, enfrenta un creciente debate sobre el arbitraje. Jugadoras y entrenadores, aunque no buscan la perfección, manifiestan su descontento y exigen mayor consistencia en las decisiones arbitrales y en el nivel de contacto físico permitido en los partidos. La liga, ante la creciente popularidad de la competición, se ve sometida a un escrutinio cada vez mayor.
Desde la entrenadora de Las Vegas Aces, Becky Hammon, hasta la entrenadora de las Golden State Valkyries, Natalie Nakase, pasando por estrellas como Caitlin Clark y Angel Reese, y veteranas como Kelsey Plum y Natasha Cloud, el tema ha generado tensiones en la cancha y comentarios en las conferencias de prensa post-partido.
Un ejemplo reciente ocurrió en el partido entre Indiana Fever y Connecticut Sun, donde una decisión arbitral generó controversia y visible frustración en Caitlin Clark. Este incidente es solo uno de muchos que han marcado la temporada, evidenciando la presión que sienten las jugadoras ante las decisiones arbitrales.
“Tenemos que mantenernos firmes en lo que es un buen entrenamiento y un buen rendimiento.”
Monty McCutchen, jefe de arbitraje de la WNBA

Ante preguntas sobre el arbitraje, muchas jugadoras y entrenadores han expresado su preocupación por posibles sanciones económicas. Natasha Cloud, de New York Liberty, destacó la frustración que genera sentir que los árbitros influyen demasiado en el juego. La consistencia en el arbitraje es un tema recurrente en el deporte, y aunque las estadísticas no muestran cambios drásticos respecto a temporadas anteriores, la mayor atención mediática y el estilo de juego más físico han intensificado el debate.
La liga está en camino de establecer un récord de asistencia promedio, lo que refleja el creciente interés del público. Lynn Ridinger, profesora de gestión deportiva, señala que el aumento del escrutinio es natural dado el incremento de la atención.

La tensión en torno al arbitraje se ha intensificado, con jugadoras como Angel Reese expresando su descontento públicamente, incluso con la posibilidad de recibir multas. Los comentarios de Reese y Plum resaltan la frustración por la falta de llamadas a su favor. Aunque algunas jugadoras consideran que el arbitraje no ha cambiado significativamente, la mayor atención mediática y el juego más físico han intensificado el debate.
Stefanie Dolson, jugadora veterana, opina que los árbitros permiten más contacto físico, algo que personalmente disfruta. Otras jugadoras coinciden en que el principal reclamo es la consistencia en las decisiones arbitrales.
Brittney Sykes de Mystics, enfatiza la importancia de la consistencia en ambos lados de la cancha. Cloud, por su parte, exige los mismos estándares para los árbitros que para las jugadoras, y lamenta la falta de respuesta ante sus reclamos.

NaLyssa Smith, de Aces, señala que la creciente fisicalidad y la frustración mutua se retroalimentan. La entrenadora de Indiana Fever, Stephanie White, reconoció el aumento de la fisicalidad contra Clark y en la liga en general. Sue Blauch, jefa de desarrollo de árbitros de la WNBA, destaca que las jugadoras aprenden a usar sus cuerpos dentro del juego.
La WNBA no revela las sanciones económicas a jugadoras y entrenadores que critican públicamente a los árbitros. Cloud argumenta que la responsabilidad debe ser mutua, sugiriendo multas para los árbitros por errores en las llamadas. La liga sanciona a los árbitros por mala aplicación de las reglas, pero no por decisiones de juicio.
McCutchen defiende que la liga no multa por decisiones de juicio, al igual que no se multa a las jugadoras por fallar tiros libres. La responsabilidad de los árbitros incluye la evaluación de sus decisiones por un equipo de revisión independiente. Aquellos que no arbitran consistentemente no son considerados para oportunidades adicionales en playoffs. La liga también tiene un proceso para sancionar a los árbitros por mala aplicación de las reglas.

La frustración con el arbitraje también se extiende a los entrenadores. Becky Hammon, tras una derrota de las Aces, criticó el arbitraje, calificándolo de «horrible». Hammon lamentó no tener suficientes desafíos para revertir las decisiones arbitrales. La entrenadora también criticó la falta de libertad de movimiento en el juego, comparándolo con el rugby.
La entrenadora de Valkyries, Nakase, también exige mayor consistencia en el arbitraje. Después de la derrota de su equipo contra Phoenix Mercury, Nakase criticó una llamada arbitral que, según ella, perjudicó a su equipo. McCutchen, por su parte, señala que la consistencia no siempre implica equidad, especialmente cuando los equipos juegan de manera diferente.

Los aficionados también expresan su preocupación. Karlton Genwright, seguidor de Reese y Mystics, considera que las decisiones arbitrales han sido «consistentemente malas» y sugiere implementar un sistema similar al Informe de los Dos Últimos Minutos de la NBA. McCutchen explica que la WNBA no cuenta con este sistema debido a la falta de recursos.
Candra y Haj Jalloh, abonados de Mystics, han notado un trato preferencial en algunos partidos. Aunque reconocen que el arbitraje puede afectar el ritmo del juego, afirman que no les impide disfrutar de la experiencia.