En el PPG Paints Arena, Matthew Schaefer, junto a su compañero de los New York Islanders, Maxim Shabanov, realizó el tradicional recorrido en solitario previo a su debut en la NHL.
A pesar de la derrota de los Islanders 4-3 ante los Pittsburgh Penguins, el joven de 18 años demostró una gran confianza y aplomo.
Seleccionado en el draft de junio, Schaefer no tardó en demostrar por qué los Islanders lo querían. A los 12 minutos de juego, ya había registrado el primer punto de su carrera con un pase preciso a Jonathan Drouin, cuyo disparo empató el marcador.

«Creo que fue un gran primer partido para nosotros», comentó Schaefer tras su debut, lamentando la derrota. «Solo desearía que hubiéramos ganado».
«Nuestro equipo es muy fácil para hacer jugadas, todos están en el lugar correcto. Lo encontré a Drouin allí, y fue un pase fácil para él y, por supuesto, lo metió en la red».
Matthew Schaefer
El entrenador de los Islanders, Patrick Roy, no dudó en darle minutos a Schaefer, quien jugó más de siete minutos solo en el primer período, finalizando con 17:15 de tiempo de juego en total.
«Creo que estuvo muy bien. Fue bueno al final. Lanzando discos a la red. Pensé que se veía muy cómodo, con mucha confianza. Así que estoy muy contento con él».
Patrick Roy
Con alrededor de 30 familiares y amigos presentes, Schaefer admitió sentir nervios al principio, pero se enfocó en el juego.
A pesar de no tener las mismas expectativas que Sidney Crosby hace dos décadas, Schaefer entiende la importancia de su llegada para un equipo que busca avanzar en la División Metropolitana.
Tras el partido, Schaefer lamentó el resultado, aunque los Islanders dominaron el juego y realizaron 38 tiros a puerta. A pesar de algunos errores, el equipo mostró velocidad y propósito, con Schaefer como parte fundamental.
«Creo que lo dimos todo esta noche. Desearía que hubiéramos ganado. Odio perder. Ahora lo sabemos y vamos a aprender de ello y a centrarnos en nuestro próximo partido. Pero creo que fue un gran primer partido para nosotros. Solo desearía que hubiéramos ganado».
Matthew Schaefer