El mundo del hockey sobre hielo lamenta la pérdida de Bob Goodenow, exdirector ejecutivo de la Asociación de Jugadores de la NHL (NHLPA), quien falleció a la edad de 72 años.
La noticia del fallecimiento de Goodenow fue anunciada el sábado por la propia asociación. Según un portavoz de la NHLPA, se supo del deceso a través de su esposa, aunque se desconocen las causas.
Bob fue un líder excepcionalmente influyente cuyo compromiso inquebrantable con los jugadores ayudó a dar forma a la era moderna de la NHLPA.
Asociación de Jugadores de la NHL
Goodenow dejó una huella significativa en la organización, elevando el nivel de representación proporcionada por el personal de la NHLPA, trabajando incansablemente para educar a los jugadores, fortaleciendo la membresía y construyendo confianza en el trabajo de la oficina en nombre de los jugadores.
Entre sus logros, destaca su colaboración con la liga para lanzar la Copa Mundial de Hockey en 1996, lo que llevó al debut olímpico de los jugadores de la NHL en los Juegos de Nagano 1998.
Goodenow lideró la NHLPA durante varios cierres patronales, incluyendo la temporada 2004-05, que fue cancelada por completo. Renunció a su cargo ese mismo verano.
Gary Bettman, comisionado de la NHL, en su recuerdo de Goodenow, destacó que fue capitán en Harvard y jugador en las ligas menores antes de ser agente y trabajar para la asociación durante 14 años.
Bob fue un abogado hábil y un defensor tenaz de los jugadores a los que representaba como agente y como jefe de la Asociación de Jugadores.
Gary Bettman, Comisionado de la NHL
Goodenow asumió el cargo de segundo director ejecutivo de la NHLPA en 1992, reemplazando a Alan Eagleson, quien renunció en medio de acusaciones de fraude.
Lideró a los jugadores a través de un cierre patronal de 103 días que se extendió desde el 1 de octubre de 1994 hasta el 11 de enero de 1995, lo que resultó en una temporada acortada a 48 partidos.
El tema principal era la implementación de un tope salarial, que los dueños de los equipos querían y los jugadores se oponían. Este tema volvió a surgir con el cierre patronal que canceló la temporada 2004-05.
Ese cierre patronal se resolvió el 13 de julio de 2005, con la implementación de un tope salarial y un límite salarial, además de la garantía de que los jugadores recibirían el 54% de los ingresos totales de la NHL.
Poco después de que se llegara al acuerdo, se le pidió a Goodenow que renunciara como director ejecutivo de la NHLPA. Fue reemplazado por Ted Saskin.
A los pocos meses de la gestión de Goodenow, la NHLPA convocó una huelga de 10 días justo antes del inicio de los playoffs de 1992, lo que llevó a que los jugadores obtuvieran un aumento en las bonificaciones de postemporada y ganaran el control de sus derechos de nombre, imagen y semejanza.
Goodenow calificó la huelga como un «momento importante» para la asociación y dijo que marcó la primera vez que los dueños comenzaron a tomar en serio a la NHLPA. La huelga llevó a los propietarios a destituir a John Ziegler como presidente de la NHL, con Bettman convirtiéndose en el primer comisionado de la liga en 1993.
Entre otras contribuciones de Goodenow se encuentran la ayuda a la asociación para establecer un programa de certificación de agentes, asegurar el derecho de los jugadores a obtener segundas opiniones médicas y trabajar con la NHL para implementar un programa de abuso de sustancias y salud conductual para los jugadores y sus familias. En 1999, cofundó el programa NHLPA Goals & Dreams, que continúa ayudando a construir el deporte donando equipos y recursos a programas de hockey en todo el mundo.
Bob introdujo a los jugadores en la era moderna del negocio del juego, construyendo programas sólidos de licencias y patrocinios en la NHLPA, invirtiendo en tecnología y educación, y asegurando que los jugadores tuvieran voz en la configuración del futuro del juego.
Asociación de Jugadores de la NHL
Goodenow amplió el personal de la asociación de tres a más de 50 personas.
La Asociación de Jugadores de Béisbol de las Grandes Ligas publicó un comunicado en X, acreditando a Goodenow por dejar un legado que «durará generaciones».
Con visión y previsión, navegó hábilmente por el panorama empresarial moderno y llevó a los jugadores de la NHL a lograr avances históricos.
A Goodenow le sobreviven su esposa, Wendy, tres hijos y tres nietos.
