En un giro inesperado y emocionante, Kyle Schwarber, de los Philadelphia Phillies, se alzó como la figura central del Juego de las Estrellas de la MLB, llevándose el premio MVP sin conectar un solo hit en el juego regular. La clave de su victoria fue un innovador «swing-off» al estilo Home Run Derby, que definió el encuentro.
Una buena sesión de práctica de bateo te da un trofeo en estos días.
Kyle Schwarber
Este nuevo formato, implementado hace tres años, rompió el empate después de nueve entradas con un duelo de jonrones. Schwarber, demostrando su destreza, conectó cuadrangulares en sus tres intentos, impulsando a la Liga Nacional a la victoria (6-6, con ventaja de 4-3 en jonrones) en el clásico de mitad de temporada.
El evento, que había perdido frescura en años recientes, recuperó el entusiasmo con este emocionante «swing-off». A pesar de la remontada de la Liga Americana, la posibilidad de este duelo mantuvo a los aficionados y jugadores al borde de sus asientos. Las reglas eran sencillas: cada manager seleccionó a tres jugadores y un suplente para tres turnos al bate, ganando el equipo con más jonrones.
Para la Liga Nacional, Schwarber, Pete Alonso y Eugenio Suárez fueron los elegidos. Mientras que la Liga Americana contó con Brent Rooker, Randy Arozarena y Jonathan Aranda.
Durante el juego, Danny Lehmann, coach de los Dodgers, se acercó a Kyle Stowers, para informarle que debía batear por Suárez, quien fue sustituido por una lesión. Stowers, sorprendido, se preparó para el reto.
El formato del «swing-off» se diferenció del Home Run Derby de la noche anterior, ofreciendo una dosis de emoción concentrada. La reacción de los jugadores fue positiva, validando el formato. Después de que la Liga Americana empatara el juego, los jugadores se unieron para presenciar el espectáculo.
Schwarber, conocido por su desempeño en momentos clave, demostró su valía una vez más. Con un bate nuevo, conectó tres jonrones espectaculares, asegurando la victoria para la Liga Nacional. Aranda, de la Liga Americana, no logró conectar un jonrón en sus intentos.
Jason Adam, relevista de los Padres de San Diego, expresó su entusiasmo por el formato. La mayoría de los jugadores compartieron este sentimiento, destacando la emoción y la dificultad de pasar del juego a la práctica de bateo con tan poco tiempo de preparación.
El coach Aaron Boone sugirió que este formato podría tener un futuro en el béisbol, aunque no en el corto plazo. El Juego de las Estrellas estuvo lleno de momentos memorables, incluyendo el sistema automatizado de bolas y strikes y el impresionante slider de Jacob Misiorowski.
La noche culminó con el reconocimiento a Schwarber, quien demostró que el «swing-off» puede ser una forma entretenida de cerrar la semana del All-Star. Los jugadores expresaron su interés en participar en futuros «swing-offs».
El evento tuvo como objetivo impulsar la popularidad del béisbol. El «swing-off» del martes fue un bálsamo para el deporte, enviando el juego a su segunda mitad con impulso. La temporada promete emociones y momentos inesperados.