El combinado nacional estadounidense de fútbol masculino se retiró del campo al medio tiempo, y los abucheos resonaron en el Geodis Park de Nashville, Tennessee. Cada uno de ellos, merecido.
Estados Unidos ya perdía 4-0 contra Suiza y el marcador no se movió más. La primera mitad pareció un entrenamiento entre el equipo titular y el suplente, con jugadores jóvenes siendo expuestos y superados. El entrenador Mauricio Pochettino, con una plantilla mermada por la ausencia de más de una docena de jugadores experimentados, optó por un once inicial con varias caras nuevas.
La decisión resultó fatal. Suiza se adelantó en el minuto 13 con un gol de Dan Ndoye, y continuó atacando con goles de Michel Aebischer, Breel Embolo y Johan Manzambi. La defensa estadounidense se vio superada con facilidad.
Los cambios realizados en el descanso y la modificación a una línea de tres defensas ayudaron a detener la hemorragia. Pochettino admitió que los cambios fueron planeados, pero ¿qué otra opción tenía? De cualquier manera, no hubo consuelo.
Esa fue mi decisión, y fue mi culpa. La primera parte, todas las críticas deberían ser, o podrían ser para mí porque creo que esa fue mi decisión. Pero al mismo tiempo, fue la buena intención de dar a todos los jugadores la posibilidad de jugar y tratar de competir por un lugar en el Mundial.
Mauricio Pochettino
La derrota dejó cifras preocupantes. Según estadísticas, Estados Unidos recibió cuatro goles en los primeros 40 minutos por primera vez desde 1980. Además, no perdía cuatro partidos consecutivos en casa desde 1988.
La defensa estadounidense se vio superada por los sencillos pases diagonales de Suiza. Los errores básicos, como no marcar a los jugadores y la falta de presión en el mediocampo, fueron evidentes. La juventud del equipo titular fue un factor, pero también la falta de competitividad.
La profundidad del equipo, al menos la que podría ser útil para el próximo Mundial, es limitada. Jugadores como Nathan Harriel, Max Arfsten, Sebastian Berhalter y Quinn Sullivan no estuvieron a la altura. La pérdida de balón de este último derivó en el cuarto gol suizo.
La imagen muestra a Mauricio Pochettino, entrenador de la selección estadounidense, reflexionando sobre la derrota.
La única esperanza fue el desempeño de los suplentes, liderados por Diego Luna y Tim Ream, aunque es arriesgado sacar conclusiones de esos 45 minutos. La perspectiva de que este once inicial no vuelva a jugar junto es alentadora. Parece haber una clara diferencia entre los jugadores que pueden aportar en la Copa Oro y los que no. Esa información es valiosa, sin importar lo doloroso que haya sido obtenerla.
Creo que hay algunos errores individuales que cometemos, y somos castigados por ellos a este nivel, y lo ves en todo el mundo. Y ese es un proceso de aprendizaje para muchos jugadores que están ganando muy, muy pocos partidos, muy pocos primeros partidos. Y de nuevo, es una experiencia de aprendizaje. Tenemos que estar tranquilos; tenemos que mantener la cabeza en su sitio, analizar lo que pasó en la primera parte, especialmente, e incluso las cosas de la segunda parte que podemos hacer mejor. Y si hacemos eso, estaremos bien.
Tim Ream
En cuanto a la Copa Oro, las expectativas ya eran bajas. No sería una sorpresa ver a Estados Unidos eliminado antes de la final.
Para evitarlo, Pochettino deberá apostar por jugadores con más experiencia. También espera la recuperación de Tyler Adams, cuya presencia en el mediocampo central ayudaría a los jugadores más jóvenes. Sin embargo, Estados Unidos llega a la Copa Oro con muchas dudas sobre su calidad, su temple y su capacidad de adaptación. También hay interrogantes sobre el entrenador. Por ahora, ninguna de ellas puede ser respondida positivamente. Las próximas cuatro semanas determinarán si esta versión de la selección estadounidense puede cambiar eso.