Crisis en Barcelona: Análisis Profundo de la Caída Blaugrana

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Análisis Profundo: El Desgaste del Barcelona y sus Perspectivas

Si te encuentras compartiendo un trago con un aficionado del Barcelona durante este parón internacional, y este intenta justificar la derrota 4-1 ante el Sevilla, sonríe, paga su bebida y asegúrate de que llegue a casa sano y salvo. La negación es fuerte en ellos, el miedo roe su alma futbolística.

Es cierto, un gol de Lewandowski podría haber cambiado el marcador, y una oportunidad perdida por Roony Bardghji también. Pero el equipo de Hansi Flick mereció la derrota, que pudo haber sido aún más abultada en el primer tiempo. Esta derrota, y su contundencia, se veía venir desde hace semanas.

El Barcelona ha jugado cerca de 1,000 minutos competitivos esta temporada, distribuidos en ocho partidos nacionales y dos en Europa. Siendo generosos, han mostrado un buen nivel durante aproximadamente 480 minutos, un 48%. Esto es un rendimiento insuficiente, inaceptable para un club que aspira a mantener sus títulos y mejorar en la Liga de Campeones de la UEFA.

El primer indicio de problemas se vio en la primera jornada. A pesar de ir ganando contra el Mallorca, que jugaba con nueve hombres, el equipo mostró una actitud perezosa y complaciente. El entrenador alemán no ocultó su descontento. «No me gustó nuestra actuación, jugamos con un 50% de concentración», declaró. «Necesitamos gestionar mejor los partidos y ser intensos, incluso cuando parece fácil vencer a nueve hombres».

El equipo sufrió ante el Levante, y estuvo a punto de ir perdiendo por goleada, pero Joan García evitó males mayores. Contra el Rayo Vallecano, fueron superados en juego y afortunados de empatar. Flick comentó tras ese partido que cometieron demasiados errores y no controlaron el juego. La frase «el año pasado éramos un equipo de verdad, pero el ego mata el éxito» fue devastadora, y generó especulaciones sobre la situación interna del club.

El recién ascendido Real Oviedo también puso en aprietos al Barcelona. El triunfo 3-1 en el Estadio Carlos Tartiere fue una de las cuatro victorias ligueras en las que tuvieron que remontar. El domingo, el entrenador del Sevilla, Matías Almeyda, reunió todas las debilidades del Barcelona, prometiendo a sus jugadores que los catalanes sufrían de una «mandíbula de cristal».

Roony Bardghji falló una clara oportunidad que podría haber cambiado drásticamente el rumbo del Barcelona en su derrota 4-1 ante el Sevilla.

El Sevilla arrolló al Barcelona. De haber concretado todas sus oportunidades, habrían superado su récord histórico contra el Barcelona. El partido fue seguido de cerca por Diego Capel, leyenda del Sevilla, quien, como muchos en España, está condicionado a pensar que los «grandes» siempre ganan.

Capel sufrió cuando el Barcelona marcó un gol, y cuando fallaron un penalti y una clara oportunidad. Tras el partido, Capel admitió que las críticas eran justificadas. El autor del artículo, en su primera columna de la temporada, predijo que el Barcelona sería favorito para ganar varios títulos. Ahora, esa predicción parece arriesgada.

Los problemas del Barcelona van más allá de lo futbolístico. El equipo no sabe dónde jugará sus partidos como local. Además, extrañan a jugadores clave como Lamine Yamal, Raphinha e Iñigo Martínez. A esto se suma la tensa relación entre la directiva, el entrenador y la plantilla, exacerbada por el trato a Marc-André ter Stegen y la constante presión del director deportivo, Deco, para reducir el déficit financiero.

La falta de energía y actitud del equipo afecta su rendimiento. Pedri, tras la derrota ante el Sevilla, reconoció que el equipo no sabía qué hacer con el balón y carecía de intensidad y calidad. Si el equipo de Flick no recupera su nivel de presión, deberá cambiar su forma de defender, o se despedirá de cualquier título esta temporada.

Las estadísticas de la Liga muestran que el Barcelona ha disminuido su capacidad de recuperar el balón, un descenso alarmante. Flick prometió que después del parón, el equipo volverá a luchar por cada competición. Sin embargo, a menos que el equipo cambie radicalmente, muestre su actitud guerrera, mantenga a sus jugadores clave en forma, y valore el éxito por encima del ego, se avecinan más problemas.

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