Bayer Leverkusen: De la estabilidad al cambio radical
Hace apenas 16 meses, el Bayer Leverkusen celebraba una temporada histórica e invicta, con una afición extasiada en el BayArena. El equipo parecía un modelo de estabilidad, salud y continuidad.
Con Xabi Alonso al mando, Die Werkself parecía destinada a mantener su alto rendimiento. El director deportivo, Simon Rolfes, y el director de fútbol, Kim Falkenberg, parecían tener todo bajo control. Sin embargo, se avecinaba un gran «Umbruch» (cambio radical).
Ahora, a medida que Leverkusen se prepara para enfrentarse al Eintracht Frankfurt, es difícil relacionarse con esa sensación de calma y confianza. El equipo es irreconocible en comparación con el que ganó la Meisterschale y estuvo a punto de conquistar la Europa League. El sueño de renombrar una calle en honor a Xabi Alonso parece lejano. Leverkusen es un equipo en busca de su identidad tras un cambio masivo, con 17 jugadores fuera y 21 nuevos.
La destitución del entrenador Erik ten Hag, solo dos partidos después de iniciar la temporada, podría parecer apresurada. Rolfes y el CEO Fernando Carro reconocieron que cometieron un error al creer que el técnico encajaba en la filosofía del club. En Alemania, la adaptación del entrenador a la filosofía, estilo y personalidad del club es crucial.
El propio Ten Hag no contaba con el respaldo de los jugadores, y las señales de alerta se encendieron incluso antes, como en la derrota ante el equipo sub-20 de Flamengo en la gira por Brasil. La derrota amistosa ante el Chelsea por 2-0 fue otra señal preocupante.
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En los primeros dos partidos oficiales de Ten Hag, el equipo mostró un rendimiento preocupante. El partido de DFB-Pokal contra el Sonnenhof Grossaspach anticipó lo que vendría para Die Werkself. A pesar del marcador de 4-0, Leverkusen tuvo dificultades y solo aseguró la victoria al final, cuando su rival se quedó con nueve jugadores. Patrik Schick incluso tuvo que realizar un despeje en la línea de gol.
En el primer partido de la Bundesliga contra el Hoffenheim, Leverkusen fue plano y sin ideas. La victoria del Hoffenheim por 2-1 fue merecida. No se vislumbraba el inicio de una nueva era prometedora.
Tras la salida de varios jugadores clave, el Leverkusen debe forjar una nueva identidad si quiere volver a la cima de la Bundesliga.
Perder la columna vertebral de un equipo exitoso siempre es un desafío. Las salidas de Florian Wirtz, Granit Xhaka, Jeremie Frimpong, Jonathan Tah y Lukas Hradecky afectaron el ánimo del equipo. La derrota por 3-3 ante el Werder Bremen aceleró la decisión de destituir a Ten Hag, el 1 de septiembre.
Carro y Rolfes siempre consideraron posibles sucesores, incluso con Alonso como entrenador. La elección de Kasper Hjulmand como nuevo entrenador fue una sorpresa, pero tiene sentido. Hjulmand ha demostrado su capacidad de crecimiento, aunque tuvo dificultades con el Mainz. Su trabajo con la selección de Dinamarca en la Eurocopa fue notable, mostrando un juego tácticamente inteligente.
Hjulmand ofrece una solución pragmática después del fracaso de Ten Hag y el fútbol de Alonso. La flexibilidad es la nueva consigna. Al mantener al asistente Rogier Meijer y promover a Sergi Runge, Hjulmand ha demostrado madurez y humildad. El nuevo Leverkusen tiene potencial, pero tomará tiempo. Será difícil predecir una victoria contra el Eintracht Frankfurt, que también ha perdido jugadores importantes.
El verano de cambios en Leverkusen promete ser doloroso, pero Hjulmand podría ser el hombre indicado para aliviar los dolores de cabeza y forjar una nueva identidad para el club.