El equipo canadiense se prepara para el ambiente ensordecedor que les espera en la final de la Copa del Mundo de Rugby 2025 contra Inglaterra en Twickenham. Para ello, han implementado una estrategia inusual: entrenar con audífonos.
Aproximadamente 82,000 fanáticos se darán cita en el estadio, estableciendo un nuevo récord de asistencia para un partido de rugby femenino.
La mayoría de los seguidores apoyarán a las «Red Roses» inglesas, mientras que Canadá, actualmente en el segundo lugar del ranking mundial, buscará dar la sorpresa.
Asia Hogan-Rochester, una de las jugadoras canadienses, ya tiene experiencia jugando frente a grandes multitudes. Representó a su país en los Juegos Olímpicos de París del año pasado, donde 66,000 personas presenciaron la jornada inaugural del rugby sevens femenino en el Stade de France.
Hogan-Rochester comentó: «Después de cierta cantidad de miles, todo es ruido y no puedes escucharte. También está el elemento de la afición local. Hicimos un ejercicio de entrenamiento genial, solo poniéndonos audífonos para no escucharnos y concentrarnos en la comunicación. Somos un equipo que lee la mente del otro cuando jugamos, así que estoy muy emocionada. Estamos concentradas».
El récord de asistencia para un partido femenino de rugby 15 es de 58,498, establecido cuando Inglaterra aseguró el Gran Slam del Seis Naciones de 2023 al vencer a Francia 38-33 en Twickenham.
Inicialmente, el equipo canadiense utilizó ruido de un partido de fútbol durante su entrenamiento experimental. Sin embargo, debido a problemas de sincronización del sonido, se usó un altavoz grande, manteniendo los audífonos para dificultar la comunicación.
El entrenador Kevin Rouet explicó: «Fue solo para acostumbrarnos al ruido y no poder escucharnos, porque sabemos que será un factor. También fue para cambiar la sinergia de la práctica, divertirnos más y liberar la presión. Fue solo una idea. Si funciona o no, nunca lo sabremos».
Canadá podría ascender a la cima del ranking mundial, superando a Inglaterra, si logra una victoria en la final.
El equipo de Rouet venció a las campeonas defensoras, Nueva Zelanda, 34-19 en las semifinales, después de superar a Australia en los cuartos de final y derrotar a Fiji, Gales y Escocia en la fase de grupos.
Hogan-Rochester, con tres tries en el torneo, dijo: «Siento que aún no hemos visto todo, y ya hemos visto muchas cosas geniales. Este equipo definitivamente juega sin límites. No hay un juego de rugby perfecto, pero siento que aún hay mucho por dar por parte del equipo».
