Dominio Absoluto: Tiger Woods y su Histórico Triunfo en el US Open 2000

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El Dominio Inolvidable de Tiger Woods en el U.S. Open 2000: Un Hito en Pebble Beach

Hace veinticinco años, el U.S. Open del 2000 en Pebble Beach Golf Links, California, se convirtió en una celebración y un punto de inflexión en la historia del golf. El torneo rindió homenaje al campeón defensor, Payne Stewart, fallecido trágicamente en un accidente aéreo menos de ocho meses antes. Además, marcó la despedida de Jack Nicklaus, leyenda con 18 títulos de Grand Slam, quien jugó su 44º y último U.S. Open.

Sin embargo, el evento quedaría grabado en la memoria colectiva como la coronación de Tiger Woods, quien ofreció una de las actuaciones más espectaculares en la historia del golf masculino. Woods llegó a Pebble Beach tras su 19ª victoria en el PGA Tour, la cuarta de la temporada, lograda en el Memorial Tournament, donde se convirtió en el primer bicampeón del evento organizado por Nicklaus.

Con tan solo 24 años, Woods ya había superado los 15 millones de dólares en ganancias profesionales en el campo. Su dominio era evidente, habiendo ganado el Masters de 1997 por un margen récord de 12 golpes y el Campeonato de la PGA de 1999, lo que lo situaba a medio camino del Grand Slam.

Si las condiciones son secas y ventosas, entonces es cuestión de paciencia. Pero si están lanzando dardos, entonces Tiger hará una puntuación tremendamente baja, sin importar las condiciones. Y probablemente romperá el récord del Open.

Jack Nicklaus

El propio Nicklaus había establecido el récord de puntuación del U.S. Open en 272 golpes en 1980. La expectativa era alta, y Woods no decepcionó.

«Ya había llegado a lo grande en un torneo [en el Masters de 1997], pero ese fue el comienzo de Tiger ganando torneos por muchos golpes», comentó Stewart Cink. «No solo ganar, sino ganar por mucho, más de cinco o seis golpes. Eso es algo inaudito considerando lo cerca que estamos todos en cuanto a habilidad». El dominio de Woods era innegable.

El caddie de Woods, Steve Williams, no tardó en darse cuenta de que su pupilo estaba en plena forma. Después de una preparación meticulosa, Woods demostró una precisión asombrosa. Sam Reeves, amigo cercano del entrenador de Woods, Butch Harmon, no dudó en expresar su asombro: «Nunca he visto nada igual».

En la primera ronda, Woods entregó una tarjeta impecable de 65 golpes, sin bogeys, tomando la delantera. Johnny Miller, comentarista de golf de NBC, predijo: «Creo que Tiger va a romper todos los récords del U.S. Open esta semana y quizás gane por un gran margen». La actuación de Woods estaba destinada a la historia.

La segunda ronda ofreció momentos memorables, incluyendo un golpe espectacular de Woods desde el rough que desafió la gravedad y la lógica. Roger Maltbie, reportero en el campo de NBC, lo resumió a la perfección: «No es una pelea justa». Woods cerró la ronda con una puntuación de 69 golpes, consolidando su liderazgo y estableciendo un récord de ventaja en el torneo.

La tercera ronda, marcada por fuertes vientos, no detuvo a Woods, quien logró un 71, siendo el único jugador bajo par. Su ventaja de 10 golpes sobre Ernie Els fue la más amplia en la historia del U.S. Open a falta de una ronda. La expectación era máxima, y el mundo del golf se preparaba para presenciar un espectáculo sin precedentes.

En la ronda final, Woods firmó una tarjeta de 67 golpes, sin bogeys, para un total de 272, 12 bajo par. Su victoria por 15 golpes fue la más amplia en la historia de los campeonatos mayores, superando el récord de Old Tom Morris de 1862.

«Fue un espectáculo completo con un solo tipo», comentó Dan Hicks, comentarista de golf de NBC. «Esta fue historia, y creo que la gente se dio cuenta de cómo un solo tipo puede ser tan dominante». El U.S. Open 2000 se convirtió en la «Capilla Sixtina» de las actuaciones de los campeonatos mayores, un logro que, según muchos, nunca será igualado.

Después de esta victoria, Woods continuó su racha, ganando el British Open en St. Andrews y completando el «Tiger Slam» con su victoria en el Masters de 2001. Su habilidad y dominio en el golf quedaron grabados en la historia.

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